En una acción sin precedentes, Irán lanzó un ataque con 200 drones y misiles desde su territorio contra Israel, en represalia por las acciones contra su consulado en Damasco. Irán optó por iniciar el ataque no con misiles balísticos supersónicos, sino con drones lentos, que se mantuvieron en las pantallas de radar durante dos horas mientras se acercaban a sus objetivos.
Todos ellos fueron detenidos por las defensas aéreas propias de Israel, reforzadas por Estados Unidos, Reino Unido y Jordania. Funcionarios regionales, entre ellos el ministro de Asuntos Exteriores iraní, afirmaron que Teherán había avisado a los países vecinos días antes de su ataque, sin embargo, el portavoz del ministerio, Nasser Kanaani, advirtió de que no se había llegado a ningún acuerdo previo con ningún país sobre el modo en que enfocaría su respuesta militar.
Lucas Schnaidler es un estudiante neuquino de 29 años que hace tres meses vive en Jesuralén, en un centro de absorción de los barrios que conforman la capital y relató en diálogo con la FM Red Social 97.9 como es vivir en este país en pleno conflicto. “Desde que llegue no había tenido contacto con el conflicto, si algún que otro atentado se pudo ver, pero si uno vive en el centro es muy raro que vivas algo así, si más al sur que es Gaza y en el norte por los ataques del Líbano, si terminando el sábados nos llega la noticia que Irán había lanzado misiles y drones, algo histórico porque yo viviendo en la Argentina nunca había escuchado que esté atacando directamente” expresó.
Contó que estaban todos alertas: “Tenemos un refugio gigante, estábamos todos acá y fue la primera experiencia, escucho los misiles y las detonaciones, ninguno cayó a la tierra porque tenemos la cúpula de defensa y la fuerza aérea se encargó, muchos barrios árabes fueron protegidos, este ataque de Irán fue indiscriminado a cualquier barrio, cualquiera podría haber caído en cualquier lado, a las 5 de la mañana me quedé dormido y obviamente se escuchaba todo, nos despertamos con que había salido todo bien pero atentos con lo que puede pasar”.
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Lucas indicó que la principal preocupación son los grupos terroristas de Hamas y Hezbollah: “Se escuchan las sirenas y ahí es el tiempo de correr hacia el refugio, como el ataque de Irán como está bastante lejos tuvimos tiempo para prepararnos, acá hay migrantes que nos dijeron que teníamos que hacer, mantener la calma llevar las cosas, hay gente que está peor que es la que está pegada al conflicto”.
Por estas horas durante el martes la situación era mucho más calma: “Clases y todo lo que era viajes se canceló ayer, estábamos todos tensos, hay gente que volvió al trabajo sin drama, esto es algo que ya se va a resolver con el gobierno, nosotros ya vamos al centro en colectivo, pero estamos atentos” expresó y dijo que esta es la segunda vez que viaja a Israel, la anterior fue con su papá y su hermana, pero nunca había vivido una guerra.
“Israel es un país hermoso, gigante, lleno de gente de distintas culturas y si bien ahora estamos en guerra, tienen mucha seguridad, la frontera se mantiene segura, tengo enfrente tres barrios árabes con los cuales nunca hubo un conflicto” contó y agregó que hay oportunidades laborales siempre y cuando se aprenda el idioma hebreo o al menos se sepa el inglés, pero a los nuevos migrantes el estado israelí les brinda un lugar donde vivir los primeros seis meses y una especie de canasta que es un monto de dinero para pagar estudios y el resto para la compra de alimentos. “Tocás la puerta de un local y si no tienen “laburo” ahí te dan en otro, la gente te da mucho trabajo, si llegaste entre los 18 y 22 años tenés que hacer el ejército después del primer año de integrarte”.
Desde Neuquén su familia y amigos lo llamaron el fin de semana para saber cómo estaba todo y preocupados por lo que ocurría y lo que reflejaban los medios nacionales e internacionales.
