A dos meses de las elecciones legislativas, el escenario neuquino deja ver un claro contraste entre las fuerzas políticas. Mientras algunos espacios logran ordenarse, otros evidencian un retroceso difícil de disimular. Entre estos últimos, La Libertad Avanza aparece con impulso porteño, pero atada a decisiones que implicaron un creciente rechazo no solo en el Congreso sino en las calles.
La Neuquinidad, con viento a favor
El espacio de La Neuquinidad se presenta para encarar una campaña sólida hasta el momento. Aunque, por supuesto, el tiempo dirá. La gestión de Rolando Figueroa, sumada a la estrategia de diferenciarse de las disputas nacionales le da aire de ventaja. En un contexto de malestar ciudadano, la apuesta a un modelo provincial se fortalece frente a la eterna grieta de los partidos nacionales.
La Libertad Avanza: del espejismo al rechazo
En contraste, La Libertad Avanza pasó de ser la promesa de la “casta derrotada” a convertirse en un espacio incapaz de sostener coherencia política. En Neuquén, sus referentes Nadia Márquez y Pablo Cervi votaron contra el financiamiento de las universidades públicas, dejando a la UNCo como blanco directo de sus políticas de ajuste. Como si fuese poco, también rechazaron declarar la emergencia en discapacidad y la actualización de las jubilaciones, un gesto que en la provincia fue leído como insensibilidad y desconexión total con la realidad. Lo que en su momento se mostró como rebeldía, hoy se percibe como desprecio en algunos sectores, claro.
La Izquierda, con la receta gastada
El Frente de Izquierda intenta encontrar oxígeno amplificando conflictos menores, pero sus protestas apenas logran convocar a un puñado de militantes. Las marchas en el centro neuquino, con el megáfono de Angélica Lagunas a la cabeza, se transforman en una caricatura de la combatividad pasada. El ruido no alcanza cuando la sociedad percibe que se trata de consignas repetidas y desgastadas.
El PJ neuquino, cerca de un naufragio
El peronismo neuquino sigue sin rumbo claro, sumido en la crisis interna tras la renuncia de Darío Martínez. La decisión de impulsar a Beatriz Gentile, rectora de la UNCo, como candidata, los deja en una posición riesgosa: comprometer a la universidad pública en una aventura electoral que puede terminar en fracaso. En lugar de renovar cuadros, el PJ parece atarse a instituciones para maquillar su falta de liderazgo.